Hay que ver cómo varía la nostalgia. No cambia el significado, no cambia la intensidad, lo que cambia en ella son los días, el llanto, las risas, y el tiempo.
Pasas de volver, sin él, y llorarte ríos, cascadas y mares a ser un mar en calma revuelto por dentro.
Así es mi nostalgia en este momento. Así soy yo.
Hemos dejado de conspirar entre nosotros por un tiempo. Hemos dejado de ser dos tempestades acorraladas en el mismo sitio, en el mismo terreno, pero solo de momento. Estos universos no se pueden separar, no sin afectar mis mareas y tus cielos.
Puedo decirte que la nostalgia me ha devuelto el sueño, pero a deshoras. Sigo con tu horario y queriendo abrazarte cuando ya no estás.
Es la nostalgia del jet lag, de los desvarios, de los carriles interminables y microclimas. De eso que no se aguanta.
Es la nostalgia de tranquilidad y mariposas intentando escapar, como siempre, a donde estás tú.
Es mi nostalgia de besos en tu nariz, de tus ojos, como siempre tus ojos, de tus besos. Del saber y no saber, querer y poder, desear y tener.
Eres mi nostalgia entera.